Nada de grullas este fin de semana en Cáceres. Bueno, de grullas, haberlas, las hay, sí, pero no pudimos hacer ninguna foto. Estuvimos intentándolo Fran y yo 3 mañanas seguidas, apostados desde el amanecer, una de ellas ingeniando cómo soportar la incesante lluvia bajo el hide y cómo colocar éste junto a las encinas, para tratar de pasar lo más desapercibidos posible. No tuvimos éxito, aunque de todas las experiencias seguimos aprendiendo y seguro que en esta temporada lo conseguiremos. Uno de los días, en una preciosa dehesa, en una encina cercana al hide, no dejaba de ir y venir este y otros agateadores comunes que me divirtieron un rato, viéndoles escalar desde la base del tronco buscando comida entre las grietas de la corteza.

Por otra parte, y ante la desesperanza del fracaso con las grullas, quisimos consolarnos con el comedero de Sebastián en Plasenzuela. Con su permiso, y pese a las condiciones malas de luz, alguna foto, de las que cuelgo una muestra , pudimos hacer de picogordo. Es una gozada este pájaro, que ya va mostrando un plumaje y pico más interesantes que en el verano.