En la charca de las cigüeñas negras, entre pan y pan, garcillas a diestra y siniestra. A Sebastián no le atraían demasiado, le tienen ya hartito, pero a mi que llevo poco tiempo en esto, cualquier cosa con alas me parece atractiva y ésta la tenia al ladito, poniéndose ciega con tanto batracio alrededor retando su paciencia.
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